La compulsión alimentaria es una condición que afecta a personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 2,5% de la población mundial está afectada por esta condición.
Esta condición puede causar numerosos daños a la salud física y mental, y está fuertemente relacionada con cuestiones emocionales. Sin embargo, además de los factores ambientales, la genética también puede influir en la forma en que el cerebro controla nuestro apetito y nuestro comportamiento hacia los alimentos.
¿Qué es la compulsión alimentaria?
La compulsión alimentaria es un trastorno asociado con la ingesta de una gran cantidad de alimentos durante un corto período de tiempo. Este comportamiento suele estar asociado con la sensación de falta de control: el individuo no puede dejar de comer o controlar la cantidad de lo que está ingiriendo.
Es importante destacar que esta condición es diferente de excederse en la alimentación en eventos puntuales, como en una fiesta, por ejemplo. La compulsión alimentaria es un trastorno psiquiátrico que requiere ayuda profesional.
Es bastante común que las personas con compulsión alimentaria sientan vergüenza y culpa durante el episodio compulsivo, lo que puede afectar, además de su salud física, su salud mental, llevando a otras condiciones graves, como la bulimia.
¿Puede la genética influir en los trastornos alimentarios?
Los trastornos alimentarios, como la compulsión, están asociados con cuestiones emocionales y ambientales, como problemas psicológicos, experiencias traumáticas en la infancia y patrones alimentarios inadecuados. Sin embargo, la genética también puede influir en algunas predisposiciones comportamentales.
Existen varios genes que pueden estar involucrados en el comportamiento alimentario. Algunos están relacionados con la sensación de saciedad, por ejemplo, otros con la ansiedad y, incluso, con el hambre emocional.
En el panel Genera Nutri, disponible en los paquetes Standard y Premium de Genera, hay algunos informes que analizan ciertas predisposiciones genéticas que pueden influir en el comportamiento alimentario:
- Hambre emocional: este comportamiento puede ser estimulado por emociones negativas, como la tristeza y la ansiedad, que suelen ser los principales desencadenantes del hambre emocional, así como por variaciones genéticas, que pueden causar predisposición para desarrollar este comportamiento. El gen FTO, presente en el cromosoma 16, ha sido asociado con la obesidad y estudios reportan su papel en el desarrollo de trastornos alimentarios.
- Ingesta de azúcares: estudios científicos han demostrado que los factores genéticos juegan un papel importante en la elección de los alimentos consumidos y pueden influir en la cantidad de azúcares que cada individuo consume. El gen SLC2A2, presente en el cromosoma 3, es responsable de una proteína involucrada en la respuesta del organismo después del consumo de azúcares.
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- Sensación de saciedad: los factores genéticos asociados con la reducción de la sensación de saciedad pueden llevar al consumo excesivo de alimentos. El gen FTO, presente en el cromosoma 16, participa en la regulación del apetito y en el equilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto de energía.
- Sensibilidad a la cafeína: la cafeína tiene un efecto estimulante, aumentando el funcionamiento del cerebro y el estado de alerta, llevando a veces incluso a la ansiedad. Los factores genéticos pueden asociarse con el aumento de la ansiedad después del consumo de esta sustancia. Un ejemplo es el gen ADORA2A, presente en el cromosoma 22.
Comprender estas influencias genéticas puede ser un paso importante para desarrollar estrategias efectivas para lidiar con nuestros comportamientos alimentarios y con nuestra relación con la comida, además de ayudarnos a tener más salud, bienestar y calidad de vida.
«Las pruebas genéticas han demostrado ser una herramienta valiosa para revelar predisposiciones a estas condiciones, ofreciendo insights fundamentales para la atención preventiva», afirma Ricardo di Lazzaro, médico genetista y cofundador de Genera.
Si te preocupa la posibilidad de tener compulsión alimentaria, es importante buscar ayuda profesional. El acompañamiento de un especialista puede ayudarte a controlar el trastorno y mejorar tu salud física y mental.
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